lunes, 28 de abril de 2008

El constructor de caminos


El constructor de caminos

Poema

A Antonio Acosta, mi abuelo


«Debe existir un camino por donde se cruce de un día hacia otros días sin necesitar del tiempo», estas fueron las últimas palabras de mi abuelo antes de desaparecer en el calor húmedo de un día de mayo.
A diferencia de los otros lugareños en las lomas de Puerto Plata, a mi abuelo no le obsesionaba la lluvia o la sequía, la abundancia o la escasez en las plantaciones. Su verdadera obsesión eran los caminos. Y no tomarlos por asalto para descubrir su fin o su principio, ni siquiera seguir sus trayectorias en un mapa con una pluma de pavo. Era más bien construirlos, hacer caminos donde a ningún ser humano se le hubiese ocurrido que pudiera construirse un camino. Para esto reducía sus herramientas a un pico, un machete gastado por la vejez, y un pedazo de piedra de amolar.
Salía todas las mañanas bajo la protesta de los nietos y de los hijos solteros que aún permanecían en la casa: “¡Que papá ya usted está muy viejo para eso!”, “¡que abuelo ya la finca está llena de caminos!”. Hasta que lograba amarrar dos trozos de batata y unas lonjas de queso en un pañuelo antiguo, y salir, perdiéndose en la lejanía.
«Debe existir un camino por donde se cruce de un día hacia otros días sin necesitar del tiempo», dijo esa mañana, mientras desaparecía tras los racimos de una llovizna blanca.
El abuelo no volvió más.
Aún mamá dice que murió un día de mayo. Yo creo que él vive, que él está allá, en el mañana, quizás abriendo, con sus rústicas herramientas, otro camino hacia el futuro.

2 comentarios:

Christian Ponce dijo...

La familia, nuestros padres, abuelos, los que estuvieron antes, nos conectan con la raíz del tiempo y, a la vez, diluyen la duración de la soledad. Gracias por el poema a tu abuelo.

Ishel dijo...

Dichoso tú que puedes recordar a tu abuelo, yo ni siquiera recuerdo su faz. Siempre he creido que mientras uno mantenga vivos los recuerdos y las enseñanzas de los que han partido, estos no seiran del todo.
Un placer leerte.