
Para Mario, mi hermano,
y su jardín sincero.
Accésit Premio Internacional de Poesía Casa de Teatro, 2000
Esa claridad tan lejana
En el castillo alguien vomita su corazón
Russell Edson
I
El universo resuena como llovizna
sobre el agua,
imperceptible como el susurro de un árbol al
crecer.
Estamos encerrados en una dimensión oscura;
la noche es la sombra de una pared lejana;
Dios vive del otro lado.
¿No te has preguntado a quién le ladran
los perros?
¿Qué ven que tú no puedes descubrir con tu
linterna?
Es al sonido de la eternidad,
al espacio que tú solo conoces en sueños
y crees irreal.
Es a él mismo a quien el perro le ladra,
al ladrido que rebota al colisionar con la
noche
y regresa irreconocible.
Es a ti a quien le ladran los perros,
a tu presencia que por tus pensamientos se
desborda
llenando la Tierra de murmullos.
II
Apartar la oscuridad con un cuchillo,
entrar
a la alcoba sombría de un murmullo
donde
nacen las piedras
y las
aguas ensayan el sonido que emiten
en los
techos del mundo.
Por
allí pasan las imágenes de los que serán,
alas prohibidas
crean la brisa negra
que
hincha las velas en los mares soñados.
Allí no
hay ojos, solo movimiento,
cosas
que descienden de la atmósfera,
palabras
incendiadas
llenando
de amarillo los recuerdos.
Si un
corazón latiera en esos lugares,
podría
provocar un terremoto.
Y si
por casualidad abres una ventana
para
ver caer la lluvia,
solo el
sonido sin agua podrás ver
doblando
el maizal.
III
Hay tanta paz en regresar de la cocina,
volver a la cama donde la carne se pudre
para llenarla con nuestro misterio.
Atravesar el pasillo como si fuera la
vida,
sentir el resplandor de todo lo que huye
y se
convierte en paredes.
Apartar
las cortinas y hallar lo que fue en los rincones:
las
pequeñas maldades, la llovizna,
y eso
informe que jamás entenderemos.
Un
tumulto de pensamientos esperando su turno
a la
sombra de la desesperación
cuando
ya es demasiado tarde.
Y una
voz ausente golpeando la luz,
penetrando
en las palabras,
tratando
de ser nuestra.
Hay
tanta paz en el trayecto, desde el olor del café
hasta
el armario, desde los pasos
que ya
no parecen nuestros.
IV
Dios, ojalá que no mueras. Que seas Tú
el
significado de Eternidad, de esa palabra
sin
sentido con la que se ocultan los cielos,
y los
ángeles aparecen, por lo menos, en nuestras historias.
Que eso
en que creía mamá sea realmente cierto
y me
dejes verla, aunque sea lavando Tus platos.
Que
hacia algún lado se haya ido el abuelo
que
tanto me quiso.
Que sea
verdad la vida, la plenitud de rosas
de la
mirada, el mar que tarde o temprano nos encuentra.
Que sea
la muerte ese sitio ignoto del océano
donde
desaparecen los aviones, o la pared triste
que nos
separa del tiempo.
No
desmayes ahora en que rezamos,
no te
desvanezcas, Dios, sigue siendo.
Aunque
te vuelvas transparente
y no
des con tus manos, no nos dejes sin la esperanza
de lo
Eterno.
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derecho del blog.
2 comentarios:
Todos estos textos estan muy bien ocnstruidos y te obligan a pensar y a darnos cuenta de una forma de ser más profunda.
El texto IV resuena hondamente en mí...
Lo reenvío a gente amada...
¿Qué tal Acosta? Haré un breve comentario del poema que más disfruté. Poema II.
El poema II, muestra lo poco que sabemos sobre el universo. El poeta desparrama un sin número de metáforas para inquietar al lector, provocarlo a traspasar los conocimientos limitados que tenemos al respecto, tal como se puede leer en el primer verso: “Tomar el cuchillo para apartar la oscuridad”
El cuchillo metafóricamente representa a las ciencias o algún libro de Filosofía, que nos permitirá “entrar a la alcoba sombría de un murmullo.” (2) Donde lo que se dice no importa a quienes habitan el lugar, son seres a los que no les importa el conocimiento, porque son seres sin vida: “donde nacen las piedras.” (3) Pero en el encierro de la alcoba otro elemento que carece de vida (la aguas/ lluvia), sin atreverse a más que una simple práctica, intenta hacer llegar el conocimiento al todo el mundo, pero entrando al hombre por la cabeza, que es donde se aloja lo aprendido: “y las aguas ensayan el sonido que emiten en los techos del mundo.” (4,5) Sin embargo, todo es nada, “alas prohibidas crean la brisa negra /que hincha la vela en los mares soñados.” (6,7) Y como todo existe quizás en la imaginación del autor, no hay quien pueda ver o leer en los textos para salir de la ignorancia porque como dice el poeta, “ Allí no hay ojos, sólo movimiento,/ cosas que descienden de la atmósfera,/ palabras incendiadas/ llenando de amarillo el recuerdo.” (9-12)
En los versos trece y catorce, el poeta no solamente cuestiona, si no que también se atreve a sugerir que si hay realmente interés por expresar verdades otra cosa fuera: “Si un corazón latiera en esos lugares/ podría provocar un terremoto.”
Finalmente, el autor se atreve a desafiar al lector, sugiriéndole que si algún interés tiene en conocer el valor real del universo, solamente percibirá un murmullo, ya que la verdad que se da a conocer es parcial, manipulada y cuestionable, “Y si por casualidad abres un ventana/ para ver caer la lluvia,/ sólo el sonido sin agua podrás ver doblando el maizal.” (15-18)
Juan Nicolás Tineo
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