Bienvenidos a Jackson Heights,
Queens. Avenida Roosevelt. Pare. Alfredo Parking Garage.
—Dele un poco más adelante, señor... Ahí está bien. ¡Eso
es lo que yo llamo una camioneta de trabajo! ¿No sabe cuánto tiempo la dejará
en el estacionamiento? No se preocupe. Deme la llave y cuando
regrese salde el monto del servicio en la caja. De nada, de nada.
Calle 82. Dunkin’ Donuts. Estación de la calle 82, tren
7. Restaurante Pico de Gallo. Se buscan meseras con buena presencia. «¡Regáleme
una cuora, por favor!». Baratillo,
Everything must go, 70% de descuento. Linn Massage Parlor. Entre, estamos
abiertos.
—¿Qué tipo de masaje desea, señor? Ah, ¿no viene para
eso? ¿Que si conozco a una masajista llamada Jie Li que trabajaba en el salón
de masajes de al lado? Solo de vista, la verdad sea dicha. No. Desde que se
tiró la policía, arrestaron a todas por prostitución y clausuraron el negocio,
jamás la he vuelto a ver. Sí recuerdo haberla visto con Mizuki, la propietaria
del salón de masajes Bella Luna, que queda a dos cuadras de aquí. De nada,
señor. Le deseo suerte.
Parque en honor a Manuel de Dios Unanue. Banco Santander.
Atlas ATM. «¿Busca tarjeta de seguro social, amigo? Nosotros se la hacemos en
quince minutos. Entre por esa puerta y pregunte por Aníbal». «¡Massage parlor!
¡Massage parlor! Tome una tarjeta. Lo dan con final feliz; guárdeme el
secreto». Studio 316 Tattoo & Body Piercing. USA Solutions
Center. Salón Bella Luna, horario... Suba las escaleras con cuidado.
—Buenos días, señor. ¿En qué podemos servirle? ¿Busca a
Mizuki? ¿Podría saber de parte de quién? ¡Letrero! ¿Usted se llama Letrero? Ah,
es un apodo. Ja, ja, ja. Ya lo imaginaba. ¿Se lo pusieron porque usted se
dedica a instalar letreros? ¿Que también le gusta leerlos y muchas veces los
traduce a su lengua materna por simple divertimiento? Creo que a todos nos pasa
lo mismo, señor. Tome asiento. Mizuki lo atenderá en cuanto termine con un
cliente.
Calendario. Monte Fuji. 3,776 metros de altitud. Es el
pico más alto de la isla de Honshu y de todo Japón...
—Señor Letrero, soy Mizuki. ¿A qué debo el honor de su
visita? ¿Busca a Jie Li? Sí, somos muy buenas amigas. Hasta estudiamos juntas
en el instituto cuando vivíamos en Tokio. Trabajó unos días conmigo, pero la
paga no se correspondía con sus necesidades. Es que ella tiene una hijita con
una rara enfermedad y el tratamiento le cuesta una fortuna. Por eso buscó la
forma de hacer más dinero y cayó en aquel antro siniestro. ¡Pobre chica! Tanto
que se lo advertí... ¿Que si sé dónde está? En prisión, por supuesto. ¿No? ¿Que
pagó la fianza? ¿Cómo se enteró? ¿En la prensa? A ver, déjeme leerlo... Sí,
está libre bajo fianza. Pues lo siento mucho, señor Letrero; Jie Li no ha
venido por aquí. Claro, deme su tarjeta; desde que aparezca, le aviso.
Exit. Baje las escaleras con
cuidado. Avenida Roose-velt... Mega Millions, 155 millones. Hey, You Never Know. Pollos
a la brasa Mario. Cositas Ricas. Club Evolution. Palm Reader: $5 la consulta.
—Oiga, amigo, ¿busca compañía?
Claro, hay una japonesa. No, no sé su nombre real. Ya sabe, a ninguna de las
chicas le gusta... ¿Por qué ese empeño por las japonesas, compadre? Tienen tan
poco trasero que parecen tablas de planchar. Y gimen como si las estuvieran
violando. Ahí tienen a una hondureña que está de madre; es feíta, la maldita,
pero es una diosa... Sí, compadre, la japonesa debe estar ahí hoy. Tome la
tarjeta. Está frente al Samudra, en la avenida 37. Llame al apartamento 69,
¡vaya número! Lo que es el azar. Cuando sienta a alguien ante la puerta, diga:
“Soy Aquiles”; es la clave para dejarlo entrar.
Perfect Liberty Church. Baranas New York. Paco
Grocery Store. Restaurante Samudra. Este edificio está bajo protección de la policía.
Apartamento 69.
—Pase, Aquiles, pase. ¿Que no se llama Aquiles? Aquí
todos se llaman Aquiles. Ja, ja, ja. ¿Solo viene a hacer una pregunta? ¡Mire,
coño! ¡El que entra aquí, tiene que boronear a las chicas! ¡Entre al
salón, compre un naipe a madame Mimi y dele el naipe a la que más le agrade!
Después puede preguntar lo que le venga en gana. ¿Entendido? No, si no estoy
enojado. Si hubiera estado enojado, ya lo habría sacado de aquí sujetándolo por
los cojones.
Salón Madame Mimi. Naipes: 30 minutos: $25. Cervezas: $8.
Cigarrillos...
—¿Solo tiene un billete de $100? Si no es falsificado, no
hay problema. Claro, aquí tenemos a la japonesa más bonita del vecindario. No,
esta se hace llamar Nozomi, y puede que sea su nombre verdadero, porque las
japonesas suelen ser muy sinceras, no como esta partida de arpías... Ella está
con un cliente muy distinguido. ¿Por qué esperarla? Vamos, mire a las chicas
del salón; tenemos mexicanas, colombianas, dominicanas, hondureñas y hasta una
hindú, si es que le gustan exóticas. ¿Prefiere esperar? Bueno, entonces tome
asiento.
Reloj Quartz. 3:15 p. m. Cerveza Budweiser. Cenicero
Alibaba. Condones lubricados Trojan.
—Ey, amigo, ¿espera a la hondureña? ¿No? Mejor. Hay tres
esperando por ella. Yo soy el cuarto. Esperaría un siglo por esa mujer. Oh, ¿ya
se va? ¿Y con la japonesa? Aquí, entre nosotros, no se la recomiendo. Pero si
ya lo ha decidido, le deseo suerte.
Cortinas Destiny.
—Pase, señor. Soy Nozomi, será un honor servirle. ¿Solo
desea hablar? Gracias, señor, media hora de descanso me hará mucho bien.
Siéntese. Puedo desvestirme si lo que prefiere es
solo ver. ¿No? Gracias. ¿En qué puedo serle útil? ¿Busca a una chica llamada
Jie Li? ¿Salió su foto en el periódico? Déjeme verla. Sí, claro. Yo la conozco
por otro nombre, pero es la misma. ¿La última vez que la vi? Ayer. Comimos
juntas en el Mejbaan. Sí. Tiene algunos días trabajando en Ryu Spa, en la
Roosevelt y la calle 75. Por todo letrero tiene un dragón pintado en la puerta
vidriera. No se vaya tan rápido. Espere aunque sea unos minutos. Si el portero
me ve desocupada, se le mete el diablo en el cuerpo. Gracias. Es usted muy
amable.
Avenida 37. No estacione. M
& T Smoke Shop & Lotto. «¡Teléfonos gratis, no se revisa el crédito!».
Avenida Roose-velt.
—¿Una puerta con un dragón? Hay una aquí cerca, un poco
oculta, junto a la tienda de tejidos.
Libaas Indian Clothing Boutique. 10% de descuento en saris
y salwaar kameez de seda. Botón 1: Agencia de Empleos. Botón 2: Ryu Spa.
—Sea usted bienvenido. ¿Qué servicio desea? Tenemos cinco
tipos de masajes. ¿Desea que lo atienda Jie Li? Por supuesto. Ella acaba de
terminar y está en la otra sala tomando té. Pague en la caja y espérela en el
cuarto número tres, por este pasillo a la izquierda.
Prohibido Fumar. Toalla American Living, 100% algodón.
Aceite para masajes Fox Envy.
—¡Señor Letrero! ¿Qué sorpresa volverlo a ver? No, yo
jamás olvidaría a alguien tan amable, y menos si tiene un nombre tan... ¿Solo
vino a conversar conmigo? ¿Que me siente? ¿Tan grave es? No me asuste, señor
Letrero. ¿Me busca desde hace días? Cuando tuve el horrible percance, me alejé
de todo y de todos. Quise darme un respiro... Pero ya ve, estoy de vuelta. Como
decía mi abuela: “Haz todo lo que puedas, lo demás déjaselo al destino”. ¿Qué
es ese papel que me tiende? ¿Desea que lo lea? Ah, es un recorte de periódico.
A ver, lo leeré: “Policía de California ofrece $250,000 dólares de recompensa
por información que concluya con la captura del Asesino de la Esponja… Sus
víctimas eran hombres pedófilos, que habían cumplido condena en prisión. Los
asfixiaba incrustándoles una esponja en la garganta. Estuvo activo durante
siete años, en la década de 1980… La única víctima que logró escapar pudo verle
un pequeño tatuaje en el antebrazo izquierdo, que describió como un hombre con
cabeza de serpiente”.
Pero, señor Letrero, este recorte de periódico es de
1988. ¿Salió un reportaje reciente en el New York Times donde se informa
que las autoridades ahora se están enfocando en una muestra de ADN? La verdad,
señor Letrero, no comprendo el motivo por el cual a usted le interesa que yo me
entere de los pormenores de este caso. ¿Que usted conoce al Asesino de la
Esponja? ¡Nanite kotoda, señor Letrero! Hasta me dan escalofríos escucharlo.
¿Me cuenta todo eso porque quiere que me comunique con las autoridades para que
sea yo quien reciba la recompensa? ¡Por Dios, señor Letrero! Yo no sabría qué
decirles. ¿Usted me ha preparado una nota para que la memorice? A ver, déjeme
intentarlo. “Todos los sábados y jueves del mes de octubre, le di servicios de
masaje a un hombre de unos setenta años, quien se hacía llamar Letrero. En una
ocasión le conté que deseaba abrir mi propio negocio, y me dejó su tarjeta. Él
se dedica a instalar letreros. Leí el reportaje del New York Times
publicado la semana pasada sobre el Asesino de la Esponja, y desde que leí la
descripción del tatuaje que daba el único sobreviviente, supe de inmediato en
qué persona lo había visto…”.
¿Que no tiemble? Lo siento, señor Letrero. No lo puedo
evitar. Ya sé que usted no me hará daño. Se lo veo en la cara. Sí, será mejor
que se marche. Espere. Deseo preguntarle algo… En eso tiene razón, señor
Letrero: el amor es cosa misteriosa.
1 comentario:
Excelente!
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